domingo, 9 de agosto de 2015

Eternidades. Juan Ramón Jiménez


Vino, primero, pura,
vestida de inocencia;
Y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros…
¡Qué iracundia de yel y sin sentido;
Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda.
¡oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

No hay comentarios: