viernes, 9 de octubre de 2015

Amor. Pablo Neruda

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte 
la leche de los senos como de un manantial, 
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte 
en la risa de oro y la voz de cristal. 

Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos 
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal, 
porque tu ser pasara sin pena al lado mío 
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-. 

Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría 
amarte, amarte como nadie supo jamás! 
Morir y todavía amarte más. 
Y todavía amarte más y más. 


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